Unos cuervos del Pacífico fabrican herramientas
Un experimento muestra que las aves son capaces de combinar el uso de tres herramientas para conseguir comida
Las aves solucionan el dilema igual de bien que los cachorros de 'Homo sapiens'
Los niños superan a los pájaros a partir de los ocho años
Denle una rama a un cuervo y moverá la Tierra. El Corvus moneduloides,
una especie que habita en la isla de Nueva Caledonia, en el océano
Pacífico, es capaz de fabricar herramientas complejas a partir de ramas,
hojas o incluso de alambres, todo ello con el fin de procurarse
alimento en situaciones donde se requiere de un instrumento auxiliar
para obtenerlo. Y esta tarea de creadores de utensilios la llevan a cabo
"con mayor precisión que un primate", como remarca Alex Kacelnik,
investigador argentino y uno de los biólogos que, como jefe del
departamento de Ecología del Comportamiento de la Universidad de Oxford,
más han experimentado con ellos.


Kacelnik destaca la "capacidad de inferencia lógica" mostrada por
Betty en una situación que, además, era nueva para ella: "El animal
observa un problema, planea una solución y la ejecuta mediante una
planificación anticipada y apropiada". En algunos casos, llega a
utilizar el gancho para una segunda función, sacar la carne de su
receptáculo. "Son capaces de conceptualizar problemas, de entenderlos en
algún nivel primitivo, quizás mediante una imagen mental", comenta el
investigador.
En un segundo experimento, Betty se enfrenta a una situación
sensiblemente diferente: el tubo reposa horizontalmente sobre un
soporte, el cesto no tiene asa y entre éste y la joven hembra se ha
interpuesto una tapa transparente que sólo tiene un pequeño agujero
circular en su centro. Al cuervo se le dejan cerca unas ramas de roble.
De ellas, Betty separa una ramita e intenta introducirla por ese hueco,
pero se da cuenta de que no cabe. Ni corta ni perezosa, se dedica a lijarla
con su pico para reducir su diámetro. El primer intento con la
herramienta transformada fallará y deberá continuar trabajándola hasta
conseguir la medida exacta, algo que no tarda mucho en hacer. Una vez
que ha logrado pasarla por la oquedad, empuja con ella el receptáculo
del alimento hasta que sale por el lado contrario del tubo.
Uno de los aspectos que más llaman la atención del biólogo argentino
en este caso es "cómo el animal demuestra un razonamiento matemático en
la toma de decisiones". Éste se observa en aspectos tan esenciales como
la adaptación del diámetro de la rama-herramienta al tamaño requerido.

A pesar de que los Corvus moneduloides son los únicos con
esta capacidad artesanal, otros córvidos demuestran una inteligencia
"bastante versátil", según Kacelnik. Por ejemplo, pueden tener en cuenta
la perspectiva de sus colegas para planificar sus acciones: cuando
esconden comida y ven que un congénere les ha observado, la cambian de
lugar después de que éste se haya ido. "Y los que más precauciones toman
son los que a su vez antes han sido ladrones de comida", dice Kacelnik.
Un comportamiento de lo más humano.
"Aunque la habilidad que tiene los cuervos para usar tres
herramientas de forma consecutiva supera cualquiera de las capacidades
detectadas en cualquier animal no humano, incluidos los primates, este
estudio también recalca la importanacia de aproximarse de una manera
cautelosa a la comparación de las ciencias cognitivas. Un comportamiento
aparentemente igual de inteligente puede conseguirse sin que implique
necesariamente un alto nivel de facultades mentales, y hacen falta
análisis detallados antes de aceptar que se trata de una prueba de mayor
capacidad intelectual", advierten los autores del ensayo en la web de la universidad.
Los cuervos resuelven el problema planteado en una fábula de Esopo
Las aves solucionan el dilema igual de bien que los cachorros de 'Homo sapiens'
Los niños superan a los pájaros a partir de los ocho años
“Un cuervo que fallecía sediento vio una jarra y esperando encontrar en ella agua...”, empieza una de las muchas fábulas que Esopo,
por alguna razón, dedicó a esos pájaros de mal agüero. La jarra del
relato tenía agua, en efecto, pero en tan exigua cantidad que el pobre
grajo no se vio capaz de alcanzarla con el pico. Al poco diose cuenta el
ave, sin embargo, de la solución y sin más que arrojar unas cuantas
piedras al cicatero recipiente vio subir el líquido hasta ponerlo a su
alcance y saciar así su sed. Esopo quiso ilustrar así lo mucho que las
crisis aguzan el ingenio, una moraleja tal vez refutada por nuestra
historia reciente.
Una mejor moraleja habría sido seguramente la de resaltar lo mucho
que la inteligencia de los cuervos se parece a la de los cachorros de Homo sapiens. Nicola Clayton y sus colegas del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Cambridge acaban de demostrar (PLoS ONE,
25 de julio) que los cuervos y los niños menores de ocho años resuelven
el dilema de Esopo con idéntica eficacia: al quinto intento. Es justo
añadir, en descargo de nuestra especie, que a partir de los ocho años
los niños les dan cinco vueltas a los grajos y resuelven el problema al
primer intento. Son las ventajas de haber evolucionado más para tener un
cerebro más grande.
Con respecto a los cuervos, en realidad, Esopo se quedó corto. Estos
pájaros no resuelven el problema por mero ensayo y error, ya que
utilizan la técnica de las piedras cuando se trata de extraer un gusano
de una jarra con agua, en efecto, pero no de un recipiente con serrín.
Parecen saber de algún modo que el truco no funcionará en el segundo
caso y ni se molestan en probarlo, o al menos no con mucho ahínco.
Además, cuando se les da a elegir entre piedras grandes o pequeñas,
escogen las grandes, posiblemente para ahorrar tiempo. También suelen
preferir tirar piedras que bloques de poliestireno, que como es sabido
flotan en el agua y no sirven de gran cosa. El poliestireno no existía
en tiempos de Esopo, ni en las épocas en que evolucionaron los cuervos,
de modo que estas habilidades parecen realmente cognitivas, y no meros
instintos.
Pese a que los cuervos y los niños pequeños muestran una eficacia
similar en la resolución del problema, su forma de aprender parece
distinta. Cuando los psicólogos manipulan el experimento para que,
aparentemente, ocurra algo imposible en el mundo real, los cuervos no
son capaces de utilizar ese resultado para incorporarlo en ensayos
posteriores. Parecen más bien tener incorporada una 'comprensión'
instintiva de las leyes de la física, y lo que no cuadra con ellas no
les sirve para incrementar su pericia. Los niños, en cambio, utilizan
una estrategia más práctica: lo que funciona, funciona. A veces, parece
pensar nuestra especie, no es necesario comprender el mundo para
utilizarlo a favor de uno. O en contra de los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario